El ‘cura flamenco’ de Málaga que ameniza las misas para «acercar a Dios a los alejados»
Información procedente del diario Málaga Hoy
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El sacerdote que se hizo viral cuando era párroco en Campanillas y en Miraflores de los Ángeles ahora baila también en Alhaurín de la Torre.
La devoción no está reñida con el arte. Palabra de José Planas, Pepe Planas para los amigos. Y para los feligreses. El cura flamenco de Málaga, que ya se hizo viral por sus bailes en la Iglesia cuando era párroco en Campanillas, lo ha vuelto a hacer. Esta vez, ha deleitado a los fieles en una misa en Alhaurín de la Torre acompañado de voces flamencas como las de María Cañete y Luz María. Se ha convertido ya casi, dicen desde el Ayuntamiento, en un clásico del prólogo de la Navidad. Con un propósito: “Acercar a mucha gente que por, cualquier motivo, está alejada del Señor y anunciarles la alegría del Evangelio de otra forma”, reconoce él mismo en declaraciones a este periódico.
Con su estola de lunares, el cura anima a los fieles a cantar en las misas que oficia mientras baila por sevillanas. O lo que toca. Igual se mueve al ritmo de una bulería que sorprende con una rumba. “Es una forma de alabar a Dios, desde el baile y el cante flamenco”, argumenta. A sabiendas de que no es una costumbre “muy común”, aboga por “recuperarla”, de la misma manera que la eucaristía africana “tiene su danza” o, en Sevilla, los Seises.
«Si se da el ambiente, siempre que puedo lo hago»
Nieto de abuela gitana, confiesa que destila “un poquito de arte” porque lo “lleva en la sangre”. “No he estado en academias, pero me lanzo y pierdo la vergüenza”, manifiesta a Málaga Hoy. Las misas que oficia Pepe Planas se viven con alma y compás. Y, no en vano, los feligreses se turnan para ser su pareja de baile. Porque el suyo es un espectáculo que fusiona la espiritualidad de la liturgia católica con la pasión y el arte del flamenco. Un encuentro entre lo sacro y lo profano, donde la música se torna en una forma de adoración, y la devoción se transforma en arte. “Siempre que puedo lo hago, también en bodas gitanas, si se da el ambiente”, detalla.
Pero no solo en Campanillas se convirtió, hace ya unos años, en todo un fenómeno de masas por sus misas flamencas. Al cura flamenco también se le recuerda en la iglesia del barrio de Miraflores de los Ángeles. Y con emoción rememora el día que tuvo la oportunidad de bailar ante el Papa Juan Pablo II, en 1997, con motivo de la beatificación de ‘El Pelé’, el primer gitano mártir en ser elevado a los altares. “Fuimos de peregrinación con gitanos de Palma-Palmilla y algunas monjas. Hicimos una obra de teatro sobre él y don Juan, entonces obispo de Jérez”, precisa. Tras esa experiencia en el Vaticano, el Pontífice lo llamó para hacerle una petición: “Sigue, sigue”. “Le contesté, de broma, que cuando haya cante”, recuerda.
El Padre Planas ha superado ya las tres décadas predicando el Evangelio. Y en ellas ha cosechado cariño en todos los pueblos por los que ha pasado. Su último destino, desde hace dos meses, Alhaurín de la Torre, donde ha tenido “muy buena acogida”. “Aquí hay muy buenas aguas”, expresa.
¿Recibe alguna reprimenda por sus espectáculos en las iglesias?
–A los curas nos quieren mucho, pero a veces son muy desaboridos (risas).