«Ojos verdes», la copla que nació en Barcelona a la sombra de Lorca

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Información procedente del diario La Razón

La canción fue compuesta en un hotel de las Ramblas en 1935.

Dentro del cancionero tradicional español, esos temas que pasan de generación en generación, probablemente «Ojos verdes», aquella mítica composición de Rafael de León, sea una de las que mejor ha resistido el paso del tiempo. Reivindicada por muchos, fue hecha popular especialmente por las voces de Concha Piquer y Miguel de Molina. Lo que probablemente no sea tan conocido es que ese tema nació en un hotel de la Rambla de Barcelona con testigos de excepción.

Para saber algo más del nacimiento de esa copla tenemos que trasladarnos a las Ramblas, en el otoño de 1935. En los bajos del Hotel Oriente, en el corazón del paseo barcelonés, se reúnen tres amigos. Uno de ellos es el citado Rafael de León, sevillano de nacimiento y marqués del Valle de la Reina, aunque ha pasado a la historia como uno de los grandes letristas de todos los tiempos, como lo prueba que fuera el autor de temas de la talla de «María de la O», «Tatuaje» o «Pena penita pena», alguien que no lo tuvo nada fácil por su homosexualidad en tiempos de represión. Lo mismo se puede decir de quienes se reunieron ese día con León: el cantante Miguel de Molina, quien tuvo que huir de España tras la guerra por su condición sexual; y el poeta Federico García Lorca, quien fue asesinado precisamente, entre otros «cargos», por su homosexualidad.

En ese otoño de 1935, Lorca estaba en Barcelona para estrenar, de la mano de su querida actriz Margarita Xirgu y en el Teatre Principal, la que en aquel momento era su última obra «Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores». Las Ramblas se había convertido en esos días en un de sus rincones favoritos de la ciudad, afirmando que era «la calle más alegre del mundo, la calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año, la única calle de la tierra que yo desearía que no se acabara nunca, rica en sonidos, abundante de brisas, hermosa de encuentros, antigua de sangre».

La casualidad había hecho también que cerca del Principal, en el Cabaret Mónaco, actuase Miguel de Molina, el llamado «faraón de la copla», un revolucionario del género por su personalísima manera de cantar y una cuidadísima puesta en escena. Triunfador en Madrid y en Valencia, Molina estaba en Barcelona para tratar de conquistar al público de la capital catalana.

La casualidad hizo que los tres andaluces coincidieran en una ciudad que no era la suya, pero que habían hecho propia. Rafael de León trabajaba en una canción que escribía para Miguel de Molina. ¿Le gustaría conocer a Federico, tan amante de la copla y tan buen amigo de ambos conocer ese nuevo trabajo antes de ser dado a conocer al gran público? Desde luego y el Hotel Oriente fue testigo de aquel histórico rencuentro en el que los tres empezaron a adentrarse en una letra que empieza apuntando como «apoyá en el quicio de la mancebía,/ miraba encenderse la noche de Mayo». Pese al entusiasmo, en un primer momento, a Lorca todo aquello empezó a recordarle a uno de sus poemas, a su celebrado «Romance sonámbulo», aquel que empieza con el celebérrimo «Verde que te quiero verde». «Federico, ¿no pensarás que el color verde es patrimonio tuyo?», le dijo con ironía Rafael de León. Por su parte, Miguel de Molina le preguntó al compositor si esa canción podría ser suya. Y lo fue. El intérprete sabía incluso en quién pensaba el compositor cuando escribía aquella letra de «ojos verdes como el trigo verde».

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